El plástico es un material que es constantemente
relacionado con los problemas medio ambientales, sin embargo, Nicolás Ordoñez,
miembro de Duraplast, una empresa productora de este material, explica su
importancia, sus usos y los métodos que han empleado para que sus procesos
mantengan altos estándares de calidad y fomenten el cuidado del planeta.
El plástico
ha sido señalado como uno de los grandes causantes de la contaminación
ambiental, sin embargo, el problema no son las fundas de este material como
tal, sino su mal uso.
¿Qué
función cumplen las fundas?
Fueron
creadas para ser un empaque estéril y hermético, que permite, por ejemplo, que los
alimentos lleguen en las mejores condiciones al consumidor, libres de cualquier
contaminación. En ese sentido, no existe una alternativa que posea esas mismas
propiedades, ya que ni el papel ni la tela son materiales herméticos
y estériles, a lo que se añade que no pueden resistir con las cadenas de frío y
empacado al vacío que requieren ciertos alimentos.
La funda plástica también es empleada para trasladar
productos, sin embargo, en este apartado también destaca, al causar menor
impacto ambiental que la funda de papel. La tela ha sido una variante que se ha
popularizado en los últimos años, no obstante, para que una funda de tela resulte
mejor opción que una de plástico, debe ser utilizada por años, situación que no
suele suceder.
Otro aspecto que influye en las fundas de tela, es
que, para que sea duradera, debe ser muy gruesa, lo que aumenta mucho su costo,
que la convierte en un producto inaccesible para muchas personas.
¿De qué
forma se pueden mejorar las fundas plásticas para reducir un posible impacto en
el medio ambiente?
Duraplast,
consiente de este problema, optó en 2010 por producir empaques
oxo-biodegradables, a pesar de que sus costos de producción son más elevados.
Este proceso fue mejorado en 2019, cuando se empezó a emplear un material con
mejor tecnología, para que la funda se biodegrade más rápido y naturalmente.
El
porcentaje de material reciclado en la composición de las fundas también ha
aumentado con el paso de los años, pese a ser un verdadero reto para la
empresa, ya que implica
problemas productivos,
mayor desgaste de la maquinaria, más desperdicio, lo que conlleva a utilizar
más material.
Estas
buenas prácticas productivas, fueron reconocidas en 2020 por el Ministerio de
Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, quienes certificaron a
Duraplast como una empresa que produce fundas con el 50% de material reciclado
post consumo, convirtiéndose en la primera y única fábrica del Azuay en obtener
dicho certificado.
Desde la
empresa también se ha hecho énfasis en fomentar la regla de las 3R, que
consiste en reducir, reciclar y reutilizar, para que de esta forma sus clientes
también se concienticen sobre los procesos y sus implicaciones.
“Del total de fundas que podrían tener el 50%
de material reciclado o ser biodegradables, el 95% contienen por lo menos uno
de estas dos propiedades ecológicas, lo que nos da gran satisfacción al saber
que somos una empresa que no quiere ser parte del problema sino de la solución”,
comenta Nicolás Ordoñez, miembro de la compañía.
¿Puede ser la prohibición del plástico una
solución a los problemas medioambientales?
Nicolás Ordoñez afirma que no, ya que no existe un material que pueda reemplazar todas las utilidades que otorga el plástico, a lo que se suma la posibilidad de incrementar la contaminación con un material mas nocivo.
La mejor solución para esta problemática, es
emplear el plástico de manera responsable y optar por empresas como Duraplast,
que han incorporado procesos productivos de calidad para que sus productos sean
amigables con el medio ambiente.