El Precio Oculto del Comercio Desleal
Cada día en Ecuador miles de productos llegan a ferias, redes sociales y portales digitales como gangas que parecen irresistibles. Son ofertas que prometen diferentes atributos y que se presentan como “la opción más fácil”. Pero nadie te cuenta la otra parte de la historia: que hay detrás de esa oferta, su origen, como fue realizado, entonces lo barato, al final, nos sale carísimo a todos.
Desde ¡Mucho Mejor! Ecuador levantamos la voz porque no podemos seguir normalizando seguir comprando de manera informal —sin saber de dónde viene, sin garantías y sin controles— sea una costumbre aceptada. Porque detrás de esa decisión hay un impacto profundo que toca la economía, el empleo y hasta la seguridad de ti y tu familia.
No se trata de un problema de un solo sector ni de un mecanismo específico. El uso de canales informales —paquetería sin control, contrabando por frontera, ventas digitales que no tributan— ha creado una competencia desleal que destruye oportunidades y hunde a quienes sí cumplen. Lo que comenzó como una forma de enviar productos personales hoy es, en gran parte, una puerta abierta para la mercancía que evade la ley y desplaza la producción nacional.

¿Por qué esto nos afecta a todos?
Cada vez que compras un producto que entra al país sin pagar impuestos, sin controles técnicos y sin cumplir normas básicas, estás contribuyendo a un círculo que:
Cierra fábricas que sí cumplen la ley y generan empleo digno.
Desanima la inversión de empresarios y emprendedores que apuestan por el país.
Debilita la recaudación tributaria, la misma que financia hospitales, escuelas y obras.
Pone en riesgo tu salud y seguridad, porque nadie revisa si lo que compras es apto para su uso.
Esto no es un asunto lejano. Es una realidad que se siente en cada provincia, en cada negocio formal que ve cómo le quitan ventas por productos que entran “por la puerta de atrás”.
El impacto en sectores que sostienen el empleo

El comercio desleal no discrimina. Afecta a industrias grandes y pequeñas, a comercios tradicionales y a nuevas marcas. El sector textil ha perdido más de $69 millones y el 16% del empleo adecuado. En el calzado, las ventas cayeron 8% y el 11% de sus plazas de trabajo desaparecieron. En cosméticos y cuidado personal, la entrada de productos sin registro sanitario no solo daña la industria local, sino que también compromete la salud de los consumidores.
Incluso en alimentos y bebidas se ve afectado por la informalidad, así como el sector de la construcción, neumáticos y de la cadena de suministros del sector florícola. Cada uno de estos datos refleja una misma verdad: cuando compras lo más barato sin fijarte en su origen, estás quitando el sustento de alguien que trabaja con responsabilidad.
Menos empresas responsables, más informalidad
Cuando la empresa que hace las cosas bien pierde competitividad frente al que evade todo, ¿qué queda? Más informalidad. Más personas que ya no pueden acceder a un empleo con derechos, estabilidad y futuro.
En Ecuador, más de la mitad de la población económicamente activa trabaja en la informalidad. Y donde hay menos industria nacional, hay más precariedad. ¿Te parece justo que esa sea la consecuencia de ahorrar unos centavos?
Comprar bien es una decisión ética
No estamos en contra de lo que se importa legalmente. Estamos en contra de lo que llega sin control, sin pagar lo que corresponde y sin respetar las reglas que nos protegen a todos. Elegir productos y servicios que llevan “La Huella” no es solo un tema de calidad o de preferir marcas nacionales. Es decidir que tu dinero apoye a quienes hacen las cosas de frente y construyen un país más sólido.
Cuando compras responsablemente, defiendes tu derecho a calidad, impulsas empleo digno y apuestas por un Ecuador que valora lo bien hecho.
Cada factura que recibes es un voto a favor de la transparencia, la legalidad y la producción que respeta. Cada vez que preguntas “¿esto de dónde viene?”, demuestras que no quieres ser parte de ese ciclo que destruye oportunidades.
El llamado
Hoy te invitamos a mirar con otros ojos esas ofertas que parecen perfectas. A preguntarte qué esconden y quién las paga. Porque lo barato, en realidad, nos sale carísimo.
Elegir bien es más que una compra: es un acto de respeto y compromiso con el futuro que queremos.